Todo lo que necesitas saber sobre el color del pescado
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Siempre hemos oído hablar de dos tipos de pescados: el azul y el blanco. Cada uno de estos grupos nos aporta diferentes beneficios y valores nutricionales, cuya principal diferencia es el contenido en grasa, pero ambos debemos incluirlos en nuestras dietas.
El pescado azul es más graso, teniendo entre un 5-10% de grasa. Es decir, 100 gramos contienen entre 120 y 200 calorías. Sí, es más graso y calórico, pero es también imprescindible porque nos aporta ácidos grasos insaturados que son buenos para el corazón (destacando el oleico, linoleico y el omega-3).
Como el pesado azul realiza grandes viajes necesita una potente aleta en forma de flecha que le facilita sus continuos desplazamientos.
- Algunos ejemplos de pescado azul son: el emperador, el atún, el salmón, el bonito, la caballa, el cazón o la sardina entre otros.
Cazón en Círculo marisquería
El pescado blanco, en cambio, tiene un contenido en grasas que no supera el 2%, concentrándose en su hígado, siendo un pescado más ligero y de fácil digestión, lo que hace que contengan solamente unas 80 calorías por cada 100 gramos. Entre los diferentes aportes nutricionales del pescado blanco destaca el alto índice de proteínas, sales minerales y gelatina. Además debemos añadir que todos ellos son ricos en vitamina B.
Como los pescados blancos son sedentarios y nadan muy poco, no les hace falta una aleta fuerte que le facilite la natación, así que la aleta es plana o redondeada.
- Los más comunes conocidos como pescado blanco son: el bacalao, el cabracho, el lenguado, la merluza, el rape, el gallo o el rodaballo.
Rape en Círculo marisquería
Algunos expertos dicen que podríamos hacer una tercera clasificación, en la cual entrarían los pescados conocidos como “semigrasos”, que aunque no existan como tales, dado que son pescados azules o blancos, dependiendo de la época del año se convierten en semigrasos porque reducen o aumentan el contenido en grasa de su cuerpo. Algunas ejemplos de este tipo de pescado son: la dorada, el besugo, salmonete, la lubina o la angula.
En líneas generales, como venimos recordando, el pescado debe aparecer en nuestra dieta entre 3 y 4 veces por semana. Lo mejor es ir intercambiando o variando entre pescado azul y pescado blanco. La correcta ingesta de los dos tipos de pescado nos aportará proteínas y minerales esenciales para nuestra alimentación, así como grandes cantidades de vitamina A, B, D y E.
¡Buen provecho!
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Todo lo que necesitas saber sobre el color del pescado
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Siempre hemos oído hablar de dos tipos de pescados: el azul y el blanco. Cada uno de estos grupos nos aporta diferentes beneficios y valores nutricionales, cuya principal diferencia es el contenido en grasa, pero ambos debemos incluirlos en nuestras dietas.
El pescado azul es más graso, teniendo entre un 5-10% de grasa. Es decir, 100 gramos contienen entre 120 y 200 calorías. Sí, es más graso y calórico, pero es también imprescindible porque nos aporta ácidos grasos insaturados que son buenos para el corazón (destacando el oleico, linoleico y el omega-3).
Como el pesado azul realiza grandes viajes necesita una potente aleta en forma de flecha que le facilita sus continuos desplazamientos.
- Algunos ejemplos de pescado azul son: el emperador, el atún, el salmón, el bonito, la caballa, el cazón o la sardina entre otros.
Cazón en Círculo marisquería
El pescado blanco, en cambio, tiene un contenido en grasas que no supera el 2%, concentrándose en su hígado, siendo un pescado más ligero y de fácil digestión, lo que hace que contengan solamente unas 80 calorías por cada 100 gramos. Entre los diferentes aportes nutricionales del pescado blanco destaca el alto índice de proteínas, sales minerales y gelatina. Además debemos añadir que todos ellos son ricos en vitamina B.
Como los pescados blancos son sedentarios y nadan muy poco, no les hace falta una aleta fuerte que le facilite la natación, así que la aleta es plana o redondeada.
- Los más comunes conocidos como pescado blanco son: el bacalao, el cabracho, el lenguado, la merluza, el rape, el gallo o el rodaballo.
Rape en Círculo marisquería
Algunos expertos dicen que podríamos hacer una tercera clasificación, en la cual entrarían los pescados conocidos como “semigrasos”, que aunque no existan como tales, dado que son pescados azules o blancos, dependiendo de la época del año se convierten en semigrasos porque reducen o aumentan el contenido en grasa de su cuerpo. Algunas ejemplos de este tipo de pescado son: la dorada, el besugo, salmonete, la lubina o la angula.
En líneas generales, como venimos recordando, el pescado debe aparecer en nuestra dieta entre 3 y 4 veces por semana. Lo mejor es ir intercambiando o variando entre pescado azul y pescado blanco. La correcta ingesta de los dos tipos de pescado nos aportará proteínas y minerales esenciales para nuestra alimentación, así como grandes cantidades de vitamina A, B, D y E.
¡Buen provecho!
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