El champagne es un vino espumoso que tuvo su origen en el siglo XVIII en la región de Champagne, Francia. Por aquel entonces, el rey Louis XV decretó que solamente esta bebida podría ser embotellada en botellas de vidrio y enviada a la corte, por lo que pronto se asoció a la nobleza y también a la calidad. ¿Sabes por qué se brinda con champagne?

La historia del brindis tiene un origen incierto, aunque a veces se asocia a los bárbaros y también a los vikingos, ya desde la Antigua Roma se brindaba como medida de seguridad. En la alta sociedad romana, los envenenamientos eran comunes, y las reuniones sociales a menudo eran el escenario de traiciones y envenenamientos. Para protegerse de estos peligros, los asistentes a estas reuniones adoptaron la costumbre de brindar con sus copas. Al chocar las copas, la bebida pasaba de una copa a otra, mezclándose con el contenido de las demás copas. De esta manera, si una copa estaba envenenada, el veneno se diluía y se repartía entre las demás copas. Si alguien intentaba envenenar a otra persona, corría el riesgo de envenenarse a sí mismo.

Aunque la amenaza de envenenamiento en las reuniones sociales ya no es una preocupación común en la actualidad (¡menos mal!), la tradición de brindar con champagne ha perdurado a lo largo de los años. Brindar con champagne es sinónimo de fiesta, de evento especial y, sobre todo, de deseos de alegría y felicidad para las personas que conforman el brindis.

Este mes se acerca el Día del Padre y no vemos mejor ocasión para brindar con una de nuestras botellas de champagne como maridaje de los mejores platos de nuestra carta, ¡os esperamos en Círculo Marisquería!

Haz click aquí para reservar tu mesa con nosotros.

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La historia del brindis tiene un origen incierto, aunque a veces se asocia a los bárbaros y también a los vikingos, ya desde la Antigua Roma se brindaba como medida de seguridad. En la alta sociedad romana, los envenenamientos eran comunes, y las reuniones sociales a menudo eran el escenario de traiciones y envenenamientos. Para protegerse de estos peligros, los asistentes a estas reuniones adoptaron la costumbre de brindar con sus copas. Al chocar las copas, la bebida pasaba de una copa a otra, mezclándose con el contenido de las demás copas. De esta manera, si una copa estaba envenenada, el veneno se diluía y se repartía entre las demás copas. Si alguien intentaba envenenar a otra persona, corría el riesgo de envenenarse a sí mismo.

Aunque la amenaza de envenenamiento en las reuniones sociales ya no es una preocupación común en la actualidad (¡menos mal!), la tradición de brindar con champagne ha perdurado a lo largo de los años. Brindar con champagne es sinónimo de fiesta, de evento especial y, sobre todo, de deseos de alegría y felicidad para las personas que conforman el brindis.

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